LOS VIATORES
Los clérigos de San Viator
Los Clérigos de San Viator tenemos la misión de: «Anunciar a Jesucristo y su Evangelio y suscitar comunidades en las que se viva, se profundice y se celebre la fe».
Somos enviados a todos los hombres y en particular a los jóvenes, dando prioridad a los más abandonados de la sociedad. El P. Luis Querbes envió tres misioneros a Canadá en 1847. En 1866 llegaron los primeros viatores a Estados Unidos. En el año 1931 se inició la era de las misiones viatorianas llegando hasta Manchuria y Japón.
Los viatores estamos actualmente insertos en: Belice, Bolivia, Burkina Faso, Canadá, Chile, Colombia, Costa de Marfil, España, Estados Unidos, Francia, Haití, Honduras, Italia, Japón, Perú, Taiwan.
Nuestro lema es: «Adorado y Amado sea Jesús».
La comunidad Viatoriana
Nuestra identidad
«La Comunidad viatoriana (religiosos y asociados: laicos y/o presbíteros diocesanos) somos el grupo de personas que creemos en Jesucristo, vivimos el Evangelio y nos comprometemos en la misión eclesial según el espíritu del carisma querbesiano y en conformidad con la tradición viatoriana».
El viator religioso «acoge la vida religiosa como un don que Dios le ofrece cada día, para la realización de su Reino. Llamado a vivir los consejos evangélicos, quiere profundizar en su compromiso bautismal, siguiendo a Jesús casto, pobre y obediente».
El viator asociado acoge la llamada de Dios como una invitación a vivir en comunidad el carisma viatoriano para la realización de su Reino. Llamado a vivir el compromiso bautismal desde su propio estado de vida, «participa de la misión, de la vida espiritual y de la vida comunitaria viatoriana».
«Religiosos y asociados somos en esta Comunidad, herederos del carisma del Fundador con pleno derecho y ambos responsables de su desarrollo».
Se trata de una realidad nueva que estamos llamados a acoger como una gracia. La referencia a una única Comunidad viatoriana, formada por religiosos y asociados, según la visión de nuestro fundador el P. Luis Querbes, es un don de Dios a la Iglesia que deseamos progrese en las mentalidades, en los corazones y en la realidad social.
Nuestro proyecto de vida
Los viatores, acogiendo nuestra vocación como un don de Dios para la extensión de su Reino, nos esforzamos en vivir:
Una vida espiritual caracterizada por la celebración litúrgica, la escucha y meditación de la Palabra de Dios, la participación en la oración del Pueblo cristiano y la devoción a la Madre de Dios.
Una formación integral humana, religiosa, espiritual, teológica, profesional y técnica que nos permita vivir plenamente la propia vocación.
La corresponsabilidad en la elaboración del proyecto comunitario, donde se determinan las exigencias concretas para llegar a ser una verdadera comunidad de vida, de oración y de apostolado.
Nuestra misión: «Anunciar a Jesucristo y su Evangelio y suscitar comunidades en las que se viva, se celebre y se profundice la fe», desde compromisos que se caracterizan por la preocupación por la educación cristiana; la creación y el cultivo de comunidades de fe; la promoción de la calidad de la vida litúrgica; la predilección por el mundo de los jóvenes, especialmente los menos favorecidos o excluidos en la sociedad.
El compartir incluso bienes materiales para el cuidado de la comunidad viatoriana y el mejor ejercicio de la misión.
Una pastoral vocacional que intenta favorecer y sostener la vida de fe y el compromiso cristiano, suscitar la entrega generosa de la persona a Dios y a los demás, una vez sensibilizada a la llamadas del Señor a través de la Iglesia y la sociedad.
Nuestra identidad
Constituida por viatores
Una comunidad formada por religiosos y asociados, comprometidos en la misma misión
Comparte vida y misión
La participación en la vida fraterna y en la misión enriquece tanto el crecimiento personal en Cristo como el crecimiento de la misma comunidad.
Celebra la fe
La litúrgica o celebración de la fe sea en comunidad sea en el campo de la misión es dinámica, viva y comprometida.
Es y existe para evangelizar
Vive y anuncia la Buena noticia de Jesús y su Evangelio en comunidad y en su entorno social.
Enviada, especialmente, a los pobres
Al compás de los signos de los tiempos Cristo urge a la comunidad viatoriana a hacerse presente, sobre todo, entre los marginados de la sociedad.
Equilibra contemplación y acción
La vida espiritual y comunitaria es la base de la acción pastoral que a su vez retro-alimenta a la misma comunidad.
Cultiva el sentido de pertenencia
Potencia los vínculos de pertenencia comunitaria, el sentido de familia viatoriana, la corresponsabilidad y el mutuo apoyo.
Los medios para crecer.
El Proyecto comunitario
Señala el estilo de vida y los rasgos de su espiritualidad, vida comunitaria, formación y oferta vocacional, su opción misionera prioritaria y los destinatarios principales de la misma.
El Plan de vida anual
Precisa los objetivos concretos y los medios que se van a poner en marcha a lo largo del año o de un curso escolar.
El Plan personal anual
Cada viator lo precisa, en corresponsabilidad comunitaria y provincial, e indica los medios que pondrá en práctica.
El/la Animador/a de la comunidad
Cada comunidad elige, de entre sus miembros, a quien considera más capacitado para ser el/la guía para la buena marcha de la comunidad.
El acompañante personal
Es un medio importante para crear y cultivar el sentimiento de pertenencia y para mantener, en cada viator, el fervor y la ilusión al servicio del Reino.
Los encuentros comunitarios
Los encuentros frecuentes y de calidad entre los miembros de la Comunidad Viatoriana constituyen sin duda los momentos más fuertes para crear comunidad.